¿Cómo llegaste hasta 'La ciudad pintada'?

Cuando yo estaba en segundo de bachiller artístico en Mendizabala, vinieron las dos directoras a presentarnos el proyecto y ofrecernos un puesto como ayudantes, a lo que llamaban "la brigada de la brocha". El puesto consistía en media jornada durante mes y medio más o menos en el verano.

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¿Cuál fue el mural en el que participaste y cuál fue tu función en él?

He participado en tres murales: el primero fue 'Cubiertos de cielo y estrellas', aquí empecé como "Brigada de la brocha", y mi función fue la de ayudar a pintar distintas partes del mural; al año siguiente, participé como voluntaria a media jornada en 'Eskuz Esku', y aquí lo mismo, ayudaba con lo que se necesitaba: pintar y corregir zonas que no habían quedado del todo bien, ya que había mucha gente que no estaba acostumbrada a pintar y no tenía mucho nivel. Y por último, el tercer año, me ofrecieron ser asistente de dirección del mural de enfrente del Artium, '¿Qué haremos con lo que sabemos?', un mural con temática natural que hace referencia a Salburua y a la antigua biblioteca en la que se encuentra.

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¿Qué destacarías de este proyecto?

Destacaría la sensación de estar en los andamios, y de crear algo que a pesar de parecer imposible al principio, termina siendo precioso, sobretodo por las maravillosas y muy variadas personas que ponen su miguita. Y por supuesto el orgullo que sientes cuando pasas por alguno de los murales y recuerdas todas las vivencias entre los andamios y el olor a pintura.

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¿Qué aporta a una ciudad como Vitoria el color en las paredes?

Creo que es una forma de participación ciudadana muy bonita, porque por unas horas, dejamos nuestras vidas a un lado, y decidimos aportar algo a nuestra ciudad, mejorarla y darle luz. Sobre todo en un barrio como el Casco Viejo, que desgraciadamente como en muchas ciudades está un poco olvidado y sus fachadas totalmente dejadas.

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¿Te decantas por algún mural del proyecto?

Me encanta el mural de 'La noche más corta', el de la muralla, sobre todo

por los colores y la localización que es perfecta. Pero sin duda, el mural que

más me emociona es "Cubiertos de cielo y estrellas" porque cada vez que

paso por allí (y es muy a menudo porque vivo en esa calle), pienso en la ilusión

que me hizo participar por primera vez y en la amistad que entablé con la

directora y el resto del grupo. Además, justo ese año estaba feliz por hacer

realidad uno de mis sueños que era empezar a estudiar la carrera de

Bellas Artes.

 

¿Para ti qué fue participar?

Fue muy importante, descubrí que realmente se me daba bien dibujar y pintar y fue mi primer trabajo remunerado. Y un orgullo haber puesto un poquito de mi en mi barrio de toda la vida.

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¿Has repetido tu experiencia en otras ciudades?

No, después de esos tres murales empecé a trabajar en prácticas en empresas y no pude continuar. Pero de todas formas en otras ciudades no me gustaría participar, porque me faltaría esa sensación de cariño hacia el entorno en el que estoy, que para mí es muy importante.